El imprinting y su importancia en la vida de un Westie
El imprinting o impronta, en español, es el periodo en el que los cachorros se impregnan de los comportamientos de los individuos que le rodean, ya sean caninos o humanos. Es esencial que esta etapa se lleve a cabo lo mejor posible porque va a determinar parte del carácter del perro adulto.
Hay quienes lo llaman el “periodo crítico” ya que se considera una huella imborrable (yo diría más bien, difícil de modificar, en especial las negativas) y que puede condicionar el resto de su vida.
El periodo de impronta, impregnación o imprinting va desde que el cachorro nace hasta que alcanza las 12 semanas de edad, no obstante, el tiempo que va desde la segund a la séptima semana de vida, constituye el periodo más sensible. El cachorro primero aprende las conductas caninas con su madre y sus hermanos de camada; esas experiencias son fundamentales en la formación y el desarrollo de su futuro carácter y su personalidad. Durante este tiempo se consolida como perro y lo interioriza. No obstante, es fundamental el contacto con humanos de forma positiva durante este periodo, para que asuma que el ser humano es un buen compañero de vida. Es importante que la socialización sea con varias personas y varios perros, para que no enfoque a esos individuos como únicos.
Para que el cachorro se convierta en un westie sano y con un carácter equilibrado, necesita cuidados a todos los niveles: físicos, emocionales y psíquicos.
El periodo abarca desde que nace el westie, haciéndose especialmente presente cuando los cachorros cumplen las 4 semanas de edad(momento en el cual los cachorros han abierto los ojos, ya empiezan a jugar y corretear y pueden empezar a completar su dieta lactante). A partir de este momento estar con su madre, con sus hermanos de camada y convivir con humanos es fundamental; debe integrarse en la manada en la que vive, potenciar sus habilidades innatas.
La estimulación temprana genera el mejor imprinting. Presentarles juegos y juguetes cada día o salir progresivamente de su ambiente (paseos por la casa o criadero, entrar y salir de un trasportín, ir en coche, visitas al veterinario, incluso que conozcan otras razas de perros…) son ideas que favorecen que los cachorros entiendan el movimiento y los ruidos como algo natural en sus vidas (cuidado con las vacunas, no estoy diciendo que arriesguemos la salud física del westie). Reforzaremos las primeras salidas, siempre acompañados de su madre: su westie referencia. Conozco criadores que les ponen la televisión, radio o CDs, como fuente de sonidos nuevos (coches, ambulancias, ruidos de animales, fuegos artificiales…). Además, los cachorros pueden acompañar a tareas cotidianas como fregar o barrer a su lado (al principio se hará muy suave). Esta enumeración son algunos ejemplos. No hay que saturar a los cachorros. Estas ideas debenrealizarse progresivamente y en periodos pequeños de tiempo(inicialmente 5 minutos es más que suficiente, en algunos casos, una presentación).
Una alimentación equilibrada para la madre y el cachorro es muy importante para evitar que los cachorros no estén receptivos por un problema de salud o deficiencias alimentarias.
Es en las semanas 10-12 dónde existe el mayor “pico” y por este motivo es recomendable que el cachorro siga viviendo experiencias positivas, normalmente cortas, pero debe conocer el mundo. Queda muy poco tiempo para “fijar”. Es por este motivo, por el que sería un buen momento para que el cachorro vaya a su nueva casa, o al menos, los cambios de ambiente no resulten extraños para el mismo. Se le presupone que en estas semanas el pequeño westie ha jugado con sus hermanos, ha sido corregido por su mamá, ha sido acariciado por humanos, ha sido peinado alguna vez, conoce los ruidos de una casa, etc.
El perro crece seguro y confiado, sin miedo o inseguridades, cuando se rodea de experiencias positivas durante su etapa de impronta, lo cual le proporciona mejor predisposición para socializar con otros perros y personas de manera espontánea.
En este periodo, nunca se debe asustar ni castigar a nuestro pequeño westie, será suficiente decir un ‘No’ cuando haga algo inadecuado; que además, entenderá de por vida. El cachorro de westie estará siempre dispuesto a aprender (su madre y hermanos de camada se lo han enseñado). Por ejemplo, no le dejemos una zapatilla de andar por casa vieja para jugar y luego le regañemos porque muerde las nuevas. El pequeño westie debe tener sus juguetes propios, aunque se le debe dejar investigar. Son terriers y son cachorros, la curiosidad la llevan innata como parte del aprendizaje.
Es por la etapa de impronta por lo que nunca debe separarse a un cachorro de su madre y camada antes de los 60 días de vida (8 semanas). Los cachorros que han permanecido con su madre durante este tiempo y que han interactuado con diferentes personas y con otras especies animales, como gatos, tienen una mayor predisposición a la hora de relacionarse con su entorno, por lo que es probable que alcancen la vida adulta de manera equilibrada y feliz.
Se puede considerar que a las 15-16 semanas el “imprinting” está hecho, deja de estar receptivo a los diferentes estímulos. Todo lo que se puede realizar es continuar con la sociabilización y educación. Es decir, que al cachorro hay que seguir educándolo y creándole hábitos: el trabajo no está aún realizado. Simplemente hemos reforzado y enfatizado para que el westie sea realmente un westie para toda su vida. En unas situaciones normales disfrutaremos del mejor westie del mundo durante muchos años.
El imprinting (Educa su Madre) es un poco diferente a la sociabilización (donde el cachorro debe aprender a vivir lejos de su madre y de su camada), Es importante potenciar la sociabilización con otros perros (cuantos más razas y tamaños mejor), con humanos (mujeres, hombres, diferentes edades, diferentes caracteres…) y con otros animales (por ejemplo, ir al campo). Es importante seguir trabajando la sociabilización hasta las 20 semanas y es un periodo en el que también hay que evitar experiencias traumaticas. Las reuniones de cachorros en el parque pueden ser una buena manera de continuar el trabajo.